Ana María Matute
Perdónenme, pero yo si no hago una broma de cuando en cuando no me siento bien. No me gusta tomarme en serio, no hay que tomarse demasiado en serio. Cuando nos tomamos demasiado en serio a nosotros mismos nos volvemos primero ridículos y, después, peligrosos
.
Fácil parece, pero del dicho al hecho… en mi caso hay mucho trecho.