No hace tanto, ella escribió que el otoño se levantaría el día menos pensado y traería consigo viento, té caliente, juegos de niños… y bla bla bla (aquí).
Pero la vida esta vez se iba a saltar el otoño. Sigue haciendo calor y a porrazo limpio el frío invierno lo oscurecerá todo. No se sabe por cuánto tiempo.
Y ante eso, ponerse un jersey de topitos, cerrar los ojos, pensar muy fuerte que la vida aún tiene solución, y ya.
Tal vez hacerse mayor consiste también en descubrir que las estaciones no siempre siguen un orden lógico.
A lo mejor este año no hay té caliente, ni viento, ni salir a pisar hojas.
Pero por favor, que haya vida.